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HISTORIAS DESCONTADAS (PRIMERA PARTE)

HISTORIAS DESCONTADAS (PRIMERA PARTE)

Cada 13  de agosto se ha convertido   en fiesta nacional, se celebra el cumpleaños del Comandante en Jefe Fidel Castro. Gran parte de sus ideas y obra han sido en  beneficio de los pequeños, una realidad incuestionable.

Pero el contexto cubano ha dado tantos cambios, se han perdido  tantos valores que un simple hecho puede transformar esa concepción como si nada hubiera sucedido.  Ese día mi hijo más pequeño, con sus 15 años, fue con familiares del barrio a disfrutar  de una de las playas de Cayo Coco, en el centro de Cuba, en la conocida por la de la Academia, muy cerca de excelentes hoteles.

Es verdad que la tentación es muy poderosa, no solo para las niñas y niños, sino también para mayores, que caminan  buscando esas instalaciones hasta que se encuentran con un custodio que se lo impide. “Por favor, esta área es solo para turistas”. Así de simple.

Pero ese día, 13 de agosto de 2011, mi hijo y varios de sus amigos de igual edad llegan hasta el Blau Colonial. Hacen por entrar a la piscina, un custodio les llama la atención, regresan y se introducen en la playa.

Ya disfrutando del mar otro vigilante, corpulento de casi dos metros de altura, rubio, tipo alemán, de  ojos claros, de nombre Yuliesky, les hace señas de que deben salir. No se creen aludidos, se sienten con todo su derecho. Es un turista argentino, cercano a ellos, quien les advierte del constante reclamo.

Caminan hacia la orilla. Mi hijo le pregunta qué pasa. El vigilante con toda su autoridad les dice que deben salir, que ahí no pueden bañarse.  El adolescente le puntualiza que ellos no podrán entrar a la instalación, pero que tienen derecho a disfrutar de la playa.

El estricto funcionario, se molesta, no acepta el argumento, no cabe en su cabeza un cuestionamiento a su indicación y menos por un menor, que no es extranjero,  ni le dejará propina, ni un regalo. Alberto, el turista argentino se inquieta, no comprende qué sucede con aquellos niños, el rostro del vigilante es agresivo. Pregunta qué sucede y uno de los chicos le dice que no les permiten bañase ahí. Solo atina a decir: “ No lo creo, esto no es lo que se dice de Cuba, imposible que los traten así”.

El ambiente se calienta más cuando mi hijo le recuerda que la Constitución lo ampara, que si puede bañarse en sus playas. Con toda su vestimenta penetra en el mar, “o sales o te doy un bofetón”. No hubo tiempo a respuesta, le perfora el tímpano derecho, lo que posteriormente es certificado por un especialista en el hospital Antonio Luaces Iraola en la Ciudad de Ciego de Avila.. Ya en la orilla, mi hijo hace por tomar una botella, pero uno de sus compañeritos se lo impide. Una de las madres corre hasta el lugar y rivaliza con el custodio.

Al regresar a casa, la madre protagonista de lo sucedido cuenta lo ocurrido. Llamo a la dirección del hotel Trip Club Cayo Coco, pues se afirma que todo había acaecido ahí. El jefe de los custodios me dice que no, que fue en los límites con el Blau, que por las cámaras lo observaron todo e incluso enviaron a otros vigilantes al lugar.

Me comunico con el jefe de los custodios del Blau, me asegura que conoce de los hechos, que se analizará lo ocurrido y me daría respuesta. Pasan los días y nada. En más de una ocasión trato telefónicamente de comunicarme con él, con el secretario del Partido y con María Victoria, la gerente del hotel y nada. En dos momentos voy al hotel y no me pueden recibir, es decir, se convirtieron en cómplices de un acto vandálico e inhumano contra un menor, violando todos sus derechos. Ni el delegado del Turismo en la provincia en ese momento, con quien conversé personalmente, inició investigación alguna.

Formulo una acusación ante la Policía, se inicia un proceso judicial. Mi único testigo, la madre de unos de los compañeros de mi hijo no asiste por “enfermedad” y el custodio sale solo un con una multa de 200 pesos cubanos. Me quejo ante el Ministro de Turismo. Envía una comisión a investigar y no encuentran nada anormal, ni la grabación realizada desde las cámaras del hotal Trip Club Cayo Coco. Nunca apareció, ni para el juicio. La afirmación de las autoridades implicadas es que esa grabación nunca existió.¿ ?

Pero lo peor no fue eso.

 

 

 

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