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HISTORIAS DESCONTADAS (SEGUNDA PARTE)

HISTORIAS DESCONTADAS (SEGUNDA PARTE)

Por qué  escribir de esto ahora? Qué sentido tiene?

Pudiera ser la interrogante de no pocos y pocas.

En abril de 2012  ”democráticamente”, al estilo cubano, al estilo impuesto por la dirección del Partido me “liberan”   como Presidente provincial de  la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), después de muchos años, quizás de demasiados años al frente de la organización. Fue en el teatro del Motel  del Comité Provincial del Partido, en la central provincia de Ciego de Ávila.

Aunque hubo quiénes me recomendaron no ir, nada temía ni nada ocultaba y al final me sentí emocionado. Recuerdo que en el proceso previo a esa asamblea se hicieron reuniones a nivel de cada delegación de base de la UPEC, como es lógico, para escoger a los próximos dirigentes en el gremio,  incluso me volvieron a proponer, pero no acepté, no era lógico cuando la dirección del Partido en el territorio no estaba de acuerdo y se habían reunido con  ”los factores” en cada medio de prensa, para evitar proposiciones de ese tipo.

Cuando tocó en la Televisión, en presencia de Aixa Hevia, hoy vice presidenta nacional y de Aralis Espinosa, funcionaria del Departamento Ideológico del Partido en la provincia, afirmé categóricamente que en la asamblea provincial, donde dejaba de cumplir mis funciones, no se les ocurriera ningún diploma, ningún tipo de reconocimiento por parte del Partido ni de la UPEC. Hubiera sido un gran acto de burla y de doble moral.

Sin embargo, como una gran “conspiración”, todos de pie, aplaudiendo, mis colegas, mis compañeros, me entregaron un sendo diploma con una genial ilustración del diseñador y caricaturista  Osval, por haber estado 18 años al frente de  la organización. Para mí fue lo máximo y siempre les estaré agradecidos.

A qué viene todo esto, qué tiene que ver con el relato del 13 de agosto de 2011, de lo sucedido a mi hijo de 15 años en una playa de Cayo Coco, en el Polo Turístico Jardines del Rey?

Pues increíblemente ya se tejía, y desde antes, una maniobra partidista de descredito hacia mi persona y  trabajo. Es así desde el 15 de marzo de 2010, en plena Jornada de la prensa cubana.

Se realiza el acto provincial de homenaje a los trabajadores de la prensa en el TeleCentro avileño. Ese domingo 14, fundación de Patria por José Martí en 1892, el periodista José Aurelio Paz, con todo su derecho, cuestiona algunas de las actividades que se habían realizado. El periodista invitado Luis Sexto, Premio Nacional José Martí, ofrece su opinión nada coincidente con Paz.

Al día siguiente por indicación y participación directa de Teresa Mora, sin conocer yo de esto, se realizan despachos independientes en los que participan los directores de medios de prensa y presidentes de base de la UPEC. Una única interrogante: ¿Debe seguir Del Valle al frente de la organización?

Recuerdo que esa noche una amiga me llama, tenía yo una de mis  extremidades enyesadas, y me dice: “Parece que te quieren serruchar el otro pie”. Y me explica todo el proceder carente de ética, de honestidad, consideración. Pido una explicación y una única respuesta por la propia Teresa Mora en reunión extraordinaria de mi núcleo del Partido: “Por orientación del Departamento ideológico del Comité Central se está haciendo así con todos los presidentes de la UPEC en el país”. En conversación con mis similares compruebo que solo yo había sido el elegido. La indicación era falsa, solo una decisión del Primer secretario del Partido en el territorio.

En igual ocasión, del año siguiente, en la tradicional actividad que organiza la más alta oficialidad del Ministerio del Interior (MININT), a un grupo de periodistas,  ahí estaba compartiendo con los presentes Jorge Luis Tapia Fonseca, Primer Secretario del Partido en la provincia en ese momento.

Mientras consume algunos de los deliciosos comestibles y disfruta del buen ron, no le agrada la cerveza, con  mirada y gestos socarrones se dirige a mi persona,  y me dice: “Hasta cuando piensas estar de presidente de la UPEC”. Me sorprende. No le llego a responder, el periodista  René Rivero, muy tajante y directo, le manifiesta: “Eso solo lo deciden sus compañeros.” Siguió tomando de la mesa lo de su gusto y caminó hasta donde estaban periodistas y oficiales conversando, como si nada hubiera sucedido.

Esta era una buena señal de que algo  se seguía  “cocinando”, como se dice en buen cubano.  Algo,  que se hubieran evitado, y yo no estuviera escribiendo sobre el tema, con solo decirme: “Roberto, te hemos convocado aquí al Departamento Ideológico del Partido para decirte que llevas demasiados años al frente de la organización, que necesitamos  jóvenes, más dinámicos, que le den más vida a esta  gestión”.

Así de simple, sin complicación y hubiera aceptado, pues aunque fui electo por mayoría o casi mayoría en más de una ocasión, siempre estuve consciente de que es el Partido y en particular su Departamento Ideológico, quién decide a los presidentes y ejecutivos de las llamadas organizaciones no gubernamentales. Años atrás se vivió una situación similar con el periodista José Aurelio Paz, que desde la sede del Partido  decidieron que no fuera reelecto presidente del gremio, aun cuando tuviera  excelentes resultados y era querido por sus colegas.

Resulta que entre octubre-diciembre de 2012 en una reunión de la Presidencia Provincial de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), en su sede en Ciego de Avila,  el periodista de  Radio Surco, Jorge Luis Delgado Felipe, en ese momento vicepresidente provincial, hoy su presidente, informaba al Ejecutivo que Roberto Enerio del Valle Menéndez tenía abierto un expediente por contrarrevolucionario. Este  recurso estaba en manos de Teresa Mora, Jefa del Departamento Ideológico del Comité provincial del Partido.

No lo creí, no había justificación para ello. Además, no podía creer que los Órganos de  la  Seguridad   del Estado en el territorio estuvieran tan relajados como tener abierta esa “información”. La Mora en su adicción por “jugar” a agente se  dedicaba ahora a esos quehaceres, fuera de su función.

Me fui de Cuba sin creerlo, aunque salía con el cartelito partidista de “no confiable”. Mi labor en la UPEC no tuvo contratiempos “ideológicos”, creía yo, dos de mis hijos se habían radicado en México y nunca hicieron declaraciones en contra de la Revolución, estaban  por mejoras económicas, así que no tenía sentido alguno.

Pues sí, ese expediente existió. Artículos  publicados en mi blog personal (ok.cuba.blogia.com), donde en ningún momento cuestioné principios ni la obra de la Revolución, ni un ejemplo se puede citar, pero les molestaba cualquier cosa que pusiera en peligro el “prestigio”  de las realizaciones en la provincia y de su “combate” contra la corrupción y otros males, incluía, además,  fotos de mis hijos en su visita a Cuba y estancia en México.

Recuerdo que entre julio-agosto de ese año la propia Teresa Mora, en compañía de un especialista de la Empresa de Telecomunicaciones (ETECSA),  fue hasta mi casa con el insólito pretexto de revisar desde ahí mi página personal en Internet (ok.cuba.blogia.com), cuando esto lo hace desde su propia oficina  con una conexión ADSL monitoreando cómo se manifiesta la presencia de cada periodista en la red de redes. Como no tenía nada que ocultar lo permití, pero era más que eso. El especialista le instaló a mi ordenador una “perra” memoria externa y tomó toda la información archivada. Doña Teresa, aquí se dice así, estaba en sus funciones detectivescas. Y resulta que…

Un amigo, de los de verdad, me hizo referencia a esos contenidos en mi expediente y lo peor de todo es que entre ellos, entre esas pruebas de mi actividad contrarrevolucionaria estaba la grabación de lo  sucedido a mi hijo en el Hotel Blau Cayo Coco el 13 de agosto de 2011. Estaba editado y solo recogía el momento en que el chico se agacha, para en justa defensa propia, agarrar de la orilla una botella contra ese animal de custodio que le humilló y golpeo. Una grabación que le fue escondida a la defensa en el juicio  realizado en la ciudad de Morón y posteriormente a una comisión del propio Ministro del Turismo.  La grabación estaba en un sobre donde se leía: “observen la actitud agresiva, revoltosa, del hijo de Roberto del Valle”.

…Y resulta que otra de las “pruebas” era una foto a color de mi hijo Yasser de paso por Cancún con su esposa  que posaban desde un hermoso yate, en muelle,  y  me decía: “Papi, con este yate los vamos a ir a buscar”.  Jodedor el muchacho.

Qué bajeza humana y política de Teresa Mora, Jefa del Departamento Ideológico del Comité Provincial del Partido en Ciego de Ávila.  Cómo es posible que ese joven custodio, Yuliesky, en ese momento con su niño de días, hijo de una querida maestra en el poblado de Ranchuelos y Teresa, madre también, profesora de oficio,  ambos nacidos con la Revolución y cultivados en el ideal del hombre nuevo, se prestaran para tamaña deshonestidad  mostrando ella, en primer lugar, un fanatismo político e ideológico propio para incluir en el magnífico texto  Historia de la Estupidez Humana, del húngaro  István Ráth-Végh (1870-1959).

¿Es ella, o un proceder político?

Les cuento más. 

Rutap


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2 comentarios

lubia -

se puede saber por qué me eliminaste de tus amistades

Guillermo -

Me interesa su historia pues viajo mucho a Cuba y desconocìa esa forma "stalinista" de trato a los trabajdores...quisiera entrar en contacto con Ud. saludos, Guillermo