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La Historia Me Absolverá vs. El Nuevo Herald (II Parte )

 

Por Roberto del Valle Menéndez..

 La historia no se puede escribir por frías estadísticas, y menos obviado  el análisis histórico concreto del fenòmeno social. No dudo, porque no lo viví, ni tan siquiera he podido comprobar la veracidad de los datos económicos que ofrece el profesor Carmelo Mesa_Lago en su artículo  Una economía ineficaz y dependiente, publicado  en El Nuevo  Herald el pasado 24 de diciembre de 2008. Pero la realidad cubana de los años `50 aún está presente en no pocos cubanos,  aunque ya  el 70 por ciento de su población nació y creció  con la Revolución y los efectos del bloqueo  económico, financiero y comercial impuesto desde los Estados Unidos contra la Isla.

 Pero el académico  Mesa-Lago no debiera pasar por alto un documento como La Historia me Absolverá, la defensa de Fidel Castro por los sucesos del 26 de julio de 1953 en el ataque al Cuartel Moncada. Además de los continuos crímenes por parte del General Fulgencio Batista, sin contar los de gobiernos anteriores  bajo la tutela del de los Estados Unidos, la justificación social para la rebelión contra el régimen estaba en :

  1. Los seiscientos mil cubanos que están sin trabajo deseando ganarse el pan honradamente sin tener que emigrar de su patria en busca de sustento;
  2. A los quinientos mil obreros del campo que habitan en los bohíos miserables, que trabajan cuatro meses al año y pasan hambre el resto compartiendo con sus hijos la miseria, que no tienen una pulgada de tierra para sembrar y cuya existencia debiera mover más a compasión si no hubiera tantos corazones de piedra;
  3. A los cuatrocientos mil obreros industriales y braceros cuyos retiros, todos, están desfalcados, cuyas conquistas les están arrebatando, cuyas viviendas son las infernales habitaciones de las cuarterías, cuyos salarios pasan de las manos del patrón a las del garrotero, cuyo futuro es la rebaja y el despido, cuya vida es el trabajo perenne y cuyo descanso es la tumba;
  4. A los cien mil agricultores pequeños, que viven y mueren trabajando una tierra que no es suya, contemplándola siempre tristemente como Moisés a la tierra prometida, para morirse sin llegar a poseerla, que tienen que pagar por sus parcelas como siervos feudales una parte de sus productos, que no pueden amarla, ni mejorarla, ni embellecerla, planta un cedro o un naranjo porque ignoran el día que vendrá un alguacil con la guardia rural a decirles que tienen que irse;
  5. A los treinta mil maestros y profesores tan abnegados, sacrificados y necesarios al destino mejor de las futuras generaciones y que tan mal se les trata y se les paga;
  6. A los veinte mil pequeños comerciantes abrumados de deudas, arruinados por la crisis y rematados por una plaga de funcionarios filibusteros y venales;
  7. A los diez mil profesionales jóvenes: médicos, ingenieros, abogados, veterinarios, pedagogos, dentistas, farmacéuticos, periodistas, pintores, escultores, etcétera, que salen de las aulas con sus títulos deseosos de lucha y llenos de esperanza para encontrarse en un callejón sin salida, cerradas todas las puertas, sordas al clamor y a la súplica.”

 Esta realidad le resultó ajena a Mesa-Lago para su  análisis comparativo entre la Cuba de 1958 y la de hoy.

 Expongo que hoy, en la nación más poderosa del mundo, los Estados Unidos, “paradigma de la democracia y del desarrollo”, se vive una profunda crisis económica que a los ricos, los hace más ricos y a los pobres, más pobres.

 Cómo será hoy si según datos  del  Buró del Censo de los Estados Unidos en el 2007,  se registraban 36.5 millones de pobres, de esa cifra 12.8 eran niños entre 0 y 18 años, es decir,  uno de cada 8  habitantes vivían por debajo del umbral de pobreza.

 El nada comunista The New York Times en esa ocasión reconocía que “el botín del crecimiento económico del pasado lustro ha fluido casi exclusivamente a los ricos y extremadamente ricos dejando poco  para los demás”. (www.rebelion.org)

 Digámosles al señor  Carmelo Mesa-Lago, si no lo sabe, que para esa fecha habían 47 millones de norteamericanos sin seguro de salud, de ellos 8.7 millones niños. Eso significa que cada uno de ellos puede morir sin recibir atención médica. Cómo será  ahora después de la “próspera economía”  desarrollada por el saliente Presidente Buhs·

 Mesa-Lago minimiza las consecuencias del bloqueo económico, financiero y comercial  impuesto criminalmente desde los Estados Unidos  contra un pequeño pueblo por venganza contra su dignidad, firmeza de principios y proyección solidaria e internacionalista.  Dice  que  “el embargo norteamericano es el chivo expiatorio”, para   justificar  “la desastrosa política económica de los últimos 50 años”.

 Desde la Universidad de Pittsburg en el Estado  de  Pennsylvania , fundada por cierto en 1787,   Mesa-Lago no considera que esta Revolución nació agredida por el gobierno de los Estados Unidos, con el apoyo del resto de las naciones latinoamericanas con excepción de México, cerrándosele  el tradicional mercado de sus productos en ese “Norte revuelto y brutal” como le calificara en su momento José Martì.

 También estuvieron los sistemáticos  atentados contra objetivos económicos, el asesinato y mutilación de más de 3 000 cubanos,  la invasión mercenaria por Playa Girón en 1961, la Crisis de Octubre en 1962, la lucha contra bandidos en casi todo el país, el atentado terrorista contra un avión civil de cubana en octubre de 1976, la introducción de la fiebre porcina, y la expansión criminal del dengue hemorrágico que causó la muerte de 158 personas de ellos 101 niños.

 Quizás  esas noticias nunca estuvieron en los medios de comunicación de los Estados Unidos;  quizás el pueblo norteamericano no tenga plena conciencia  de tanto cinismo y crimen contra los cubanos.

 

Un socialismo que tuvo que enfrentarse a la desaparición del campo socialista con la entrada de los años `90 y que abrió una crisis económica  bautizada como “período especial” y que aún no ha concluido. Una etapa donde los paradigmas de democracia, humanismo y de derechos humanos, recrudecieron las leyes para afianzar el bloqueo económico, financiero y comercial que ya ha costado cerca de 100 mil millones de dólares a la economía cubana, y poner fin, por esta vía, por hambre y guerra civil a la Revolución cubana.

 En los años más duros de ese  “periodo especial” para conducir a la “hora final de Castro”, como lo mal pronosticó el argentino radicado en los Estados Unidos Andrés Oppenheimer (1951_),  nació la Ley Torricelli, en 1992 por el presidente republicano George Bus, padre, y después un demócrata, como si fuera lo mismo con lo mismo, Wuilliam J. Clinton en 1996, para congrasearse con la mafia anticubana de Miami, impuso La Ley Helms-Burton. En los últimos ocho años, el presidente Bush, hijo, para no quedar atrás estableció un agresivo Plan para Cuba e  implementó medidas como la reducción de las remesas y viajes a la Isla.

 

Podemos preguntar al catedrático Carmelo Mesa_Lago si le resultaría posible hacer cálculos para determinar, no solo en  lo referente al bloqueo, lo que le ha costado a la  economía y sociedad cubana el enfrentarse a las agresiones y acciones terroristas, y  al emplear cuantiosos recursos para la defensa  de la nación en una concepción de la guerra de todo el pueblo.

 Sería muy bueno que  Mesa-Lago mencionara algunos países, o un país, latinoamericano que integralmente haya avanzado más en estos últimos cincuenta años en beneficio de su pueblo en un panorama como el cubano, donde hasta la culta Europa ha hecho alianza contra la Revolución.

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