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Treinta y cinco horas de pesadillas en busca de "un sueño"

Camino al “sueño americano”  no me faltaron las pesadillas. El por qué de ese tránsito hay que buscarlo en la serie de Historias Descontadas en sus diversas partes que aparecen en esta misma página personal.

Con mi eposa y suegra, de 80 años, valiente la señora, llegamos al aeropuerto de Reynosa, en el violento Estado de Tamaulipas, en México. Pedimos a un joven taxista que nos llevara al puesto de Matamoros. Todo asombro en su rostro: “De aquí nadie los va a llevar, el trayecto es muy peligroso, pues los narcos tienen el control del camino y si paran y ven que son cubanos, les quitan los documentos, dinero y les pueden hasta secuestrar. Ni pensarlo”.

Nos vió la cara de asustados, bien austados para no decir otra palabra y nos ofreció una opción. A las 11 de la mañana del día 7 pasado entrábamos por el  paso del Puente Hidalgo, a solo 20 minutos del aeropuerto y en un trayecto muy seguro, pues hasta evitó a los Federales, que también paran y piden dinero.

En el peaje hay que pagar dos pesos mexicanos por persona, es la primera exigencia. Un poco más adelante, ya en el puesto fronterizo, un oficial corpulento nos llevó hasta uno más joven, que muy atento nos ofreció unas planillas para  recoger  todos nuestros datos y pasaportes. Este es el único documento que piden, el que devuelven al final.

Encontramos solo a  un joven cubano que habia volado desde Madrid en un viaje turístico, todo incluido, hasta la Riviera Maya, para solo desayunar el sábado y desaparecer camino a la frontera. Una joven de Manicaragua, en Villa Clara, embarazada, se hacia acompañar de su esposo, un nicaraguense. Estaban ahí desde las 9 de la mañana.

Sentimos un gran alivio.  El proceso no debia demorar.

Es a las tres de la tarde que llaman a la villaclareña,  con sus siete meses.  Dos horas después es que sale con destino a territorio estaunidense. Ha tenido que justificar su relación con el nica, presentando incluso el certificado de matrimonio. Le acompañan hasta la salida. No le permiten, pese  a sus ojos llorosos y delicado estado de salud, despedirse del esposo. No sabe si él será aprobado.

Un oficial, de alta estatura, de unos 50 años, con frecuencia se acerca a los cubanos. Siempre le acompaña una sonrisa: ”Nadie les obliga a estar aquí, no pidan nada, no reclamen, pueden irse por donde mismo entraron”. Es la filosofía que predomina aquí y en todos los puntos de frortera con respecto a los cubanos.

Todos respondimos con la misma sonrisa cómplice e igual pensamiento: “Para atrás ni para coger impulso.”  Por cierto, ¿ de quién es esta frase célebre?.

El hambre es aplastante. No se permite ingerir  alimentos en el salón, solo líquidos. No se puede estar caminando, solo ir al baño y de forma “clandestina” comer lo que se llevó, algo ligero. A media tarde y en la noche ofrecen una hamburguesa, ni pensar en Mac Donald. Nada de fumar y retiran cigarrillos, tabacos u otro producto cubano, incluso no permiten el uso de celulares.

La característica algarabía de los cubanos está ausente, se conversa lo imprescindible. Se pregunta de qué parte de Cuba es cada uno. Hay un sentido de solidaridad aunque es la primera vez que nos vemos y quizás la última.

La temperatura la mantienen muy baja, seis o siente grados sobre cero, no hay compación para el que no se acompañó de un buen resguardo.

El “turista”  abandona a media tarde, se va contento con destino a Miami. Han llegado más coterráneos con verdaderas historias de tensión, incluso de terror. Un matrimonio de Cárdenas con una niña de 14 años procedentes de Ecuador atravezando montes, ríos, con todos los peligros que acompañan Centroamérica. Vienen desprovistos de todo equipaje, lo perdieron todo, ni un centavo.

A las seis de la tarde mamá e hija les autorizan a salir después de la entrevista. Es una rutina que complican para demostrar que pese la preferencia por la Ley de Ajuste Cubano, nada será fácil. No se pueden despedir de papá. Está la incertidumbre de su suerte. Todos les damos entusiasmo:  Recuerda que eres cubano, si fueras mexicano, de Nicaragua, Honduras, El Salvador u otro país, la suerte fuera otra, así que no se preocupen”.

El hombre esta triste, pero confia que esa noche podrá estar la familia junta. Le preocupa que no llevan dólares para que esposa e hija puedan comer algo después de tantas horas  a su espera ya en territorio de Texas, Estados Unidos. Están desesperados. La niña no soporta más la tensión de tantos días de  presión, llora, pués ha pasado la noche, la mañana del dia siguiente y papá no aparece.  Solo a la una de la tarde lo ven salir. Corren al encuentro, se abrazan, lloran, rién.

Es las  seis de la tarde de ese sábado 7 de septiembre. Mi suegra, con sus 80 años, está desesperada, no soporta mas el frio, el permanecer sentada. Mairene, muy serena, pide a una oficial que les atienda, que les prioricen, le ofrece argumentos sobre el estado de salud de su mamá. No entiende, se molesta, le amenaza con arrestarle. “Señora, o espera calmada o regresa, nadie le obliga”.

A las 9, después del proceso, salen. Comienzan a retirarse los oficiales. Quedan los esenciales. Entre ellos De la Fuente, muy amable, que atiende en la madrugada a una señora de la Isla de la Juventud que llegó con su esposo y ahijada desde las 2 de la tarde. Vinieron desde Guatemala atravezando en taxis todo México para dejar en el camino  sus ahorros.  A la 1, mientras pocos dormían por el frio, se despedía desde lejos. Solo se unirían al mediodia del lunes.

Si hago este relato es porque tuve la experiencia de 35 horas en ese punto, de ellas las cinco últimas incomunicado en una oficina. Ni en la puerta me dejaban pararme. Siempre me habían dicho que ahí solo se dice la verdad, solo la verdad y confesé mis 42 años de activa, y consciente, militancia política entre la Juventud Comunista y el Partido.

Nadie más pasó por tantas horas, aunque ahí mismo te aclaran que puedes estar hasta cinco días , no importa el tiempo para niños, embarazadas, enfermos o ancianos. Constantemente te advierten de que estás ahí por tu  voluntad.

En mi caso me hicieron un expediente, tengo suerte para estos documentos y al preguntar por qué tanta demora, la respuesta fue muy sencilla y letal: “Por haber estado en el estatus de los Castros se enviará para una investigación a un centro especial de reclusión a 30 minutos de aquí ”. Un oficial que no entendió bien,o jodedor, me mira y dice: “Creo que lo envían a Guantánamo ”. No voy a decir lo que pense en ese momento, lo observé y con toda seguridad le dije: “NO, es solo a media hora.”  Yo mismo me daba ánimo.

No se llegó a ese punto, gracias a Dios pudiera decir. Un oficial me entregó el pasaporte y un documento para la estancia en los Estados Unidos. Me dijo, con una sonrisa marcada: “?Espera por la hamburguesa?”. Lo mire y …:”Sí, que tengo tremenda hambre”.

Salgo al salón, habían otros 10 cubanos, agotados, enfrentando ese  frio constante. Me les acerco mientras comía y les digo: “Llevo aquí 35 horas, así que ni se les ocurra decir que eran del Partido.”

Agradesco todo el apoyo que desde territorio de los Estados Unidos me ofreció el pastor avileño Carlos  Rumbaut y su familia en representación   de la Iglesia Metodista en en el Distrito de   Owensboro, en Kentucky y a Sandra, una eficiente parienta, atenta a todo desde Nueva York.

Consejos prácticos para un buen viaje:

1. Aeropuerto de Reynosa al puesto de Hidalgo.(solo una sugerencia, no es que tenga contrato con línea aérea alguna)

2. Llevar fraccionada cuatro monedas de a peso mexicano por persona.

3. Portar mucha calma, paciencia, humildad.

4.Hacerse de un buen abrigo.

5.Nada de querer introducir productos cubanos.

6. Solo entregar el pasaporte cubano.

7.Llevar comida ligera, que no se descomponga, por lo menos para dos días.

8.Tener consigo los medicamentos que habitualmente utilizas, incluyendo duralgina.

9.Aunque se prohibe el uso de celulares, llevar para “clandestinamete” mantener la comunicación con familiares y amigos que también se desesperan.

10.Contar con dólares para comer una vez en territorio de los EEUU y poder seguir viaje.

11. Si vas con extranjero(a) para cruzar, tener encima documentos oficiales que legalmente justifican esa relación.

 

1 comentario

Wilme René García -

lamento mucho que hayan pasado por tanto para conseguir la libertad, que por cierto, en cuba, es bastante cara. Pero por otra parte me complace saber que Carlos Rumbaut les ha ayudado, siempre en nombre de Dios, como le es habitual. Este Carlos es un buen amigo, desinteresado y humilde como pocos, y cuenta con la yuda ideal para ello: su esposa Rosy. Ha tenido muchas bendiciones, usénlas para crear más bendiciones.