El perdón no dado por Barack Obama a los cubanos y otros perdones
Entre las repercusiones del discurso del Presidente Barack Obama al pueblo cubano está el que no pidió perdón.
Perdonar es de sabios, pero no lo hizo. Ese acto le hubiera dado más más credibilidad a sus buenas intenciones al señalar que extendía su mano de amistad al pueblo y que con el restablecimiento de relaciones llegaba a su fin el último vestigio de la guerra fría.
El Cardenal Jaime Ortega, reconocido interlocutor en busca de paz entre ambos gobiernos, puntualizó que la reconciliación debe hacerse sobre el perdón, pues la " historia es necesaria y la historia es maestra de la vida".
En su última Reflexión Fidel Castro, el líder histórico d e la Revolución, hace una reseña de hechos que en más de medio siglo llevaron a convertir a los Estados Unidos en el principal enemigo.
Yo me sumo al criterio de que la historia no puede ser página pasada como sugirió el Presidente Obama. Una historia cargada de sabotages, secuestros, atentados, invasión militar...por parte de una mafia terrorista en Miami con la complicidad total de Wasghington. Pero hay que ir de la esencia al fenómeno. Esa ausencia en el discurso que abre las puertas a la coexistencia entre el Imperio y la pequeña Cuba, no puede ser causa para no aceptar todo lo positivo y necesario que se nos ofrece, que no es gratis, es negocios, inversiones, es desarrollo para un paìs estancado en su proyecto de vida y bienestar.
Me resulta incomprensible el último párrafo en esa reflexión El hermano Obama : "Advierto además que somos capaces de producir los alimentos y las riquezas materiales que necesitamos con el esfuerzo y la inteligencia de nuestro pueblo. No necesitamos que el imperio nos regale nada. Nuestros esfuerzos serán legales y pacíficos, porque es nuestro compromiso con la paz y la fraternidad de todos los seres humanos que vivimos en este planeta."
La Revolución ha desarrollado un rico potencial humano, una de sus principales fuentes de ingreso en divisas, pero han sido tantas las trabas en el desarrollo de esas fuerzas productivas, incluso con las medias establecidas en el mandato del General Raúl Castro, que en más de medio siglo no se ha sido capaz de producir esos alimentos que satisfagan las necesidades del pueblo, incluso que se inviertan millones de dólares en el exterior para completar la dieta, incluso con productos factibles de producir en las fértiles tierras que se come el marabú.
Creo de igual forma que fue, y es, un crimen el bloqueo, embargo, económico y financiero nacido para extrangular de hambrey miseria un pueblo en Revolución, fuera de toda ética en un Gobierno promotor de la democracia y la justicia en todo el mundo. Esa historia no está ausente, los republicanos en el poder, mayoría, se niegan y el Presidente Obama no hace uso de todo su poder para corroerlo aún más.
Es una realidad, como lo es que el pueblo y gobierno vietnamita nunca ha recibido el perdón de quienes destruyeron esa noble nación, con miles de muertos, desaparecidos y aún sufren las consecuencias de una guerra química experimental, mientras después de restablecer relaciones con una apertura al mercado y la inversión extranjera, fundamentalmente USA, despuntaron con una economía en constante crecimiento y bienestar del pueblo.
El pueblo cubano no quiere más show político desde ambas partes, quiere que, con perdón o no , el restablecimiento de relaciones diplomáticas sean de respeto mutuo, una puerta segura que lleve a cambiar la vida de los de a pie, que sea más llevadera, menos depauperante, digna, con todas las virtudes sociales que el profesor universitario holguinero, Luis Ernesto Ruíz Martínez expone en su blog Visión desde Cuba.(http://visiondesdecuba.com/2016/03/24/divulgan-lista-de-cosas-que-no-hay-en-cuba/).
Creo de igual forma que fue, y es, un crimen el bloqueo, embargo, económico y financiero nacido para extrangular de hambrey miseria un pueblo en Revolución, fuera de toda ética en un Gobierno promotor de la democracia y la justicia en todo el mundo. Esa historia no está ausente, los republicanos en el poder, mayoría, se niegan y el Presidente Obama no hace uso de todo su poder para corroerlo aún más.
Es una realidad, como lo es que el pueblo y gobierno vietnamita nunca ha recibido el perdón de quienes destruyeron esa noble nación, con miles de muertos, desaparecidos y aún sufren las consecuencias de una guerra química experimental, mientras después de restablecer relaciones con una apertura al mercado y la inversión extranjera, fundamentalmente USA, despuntaron con una economía en constante crecimiento y bienestar del pueblo.
La historia de Cuba, desde sus orígenes, nadie nos la puede quitar ni obviar, es nuestra identidad, nuestro sentido de nación, forja de patriotismo y solidaridad. Lo considere Obama o no.
En un futuro no muy lejano un Parlamento cubano de pluralidad de ideas, convergentes o no, sin resentimientos, sin miedos, honestos y solo concentrados en el perfeccionamiento y desarrollo d e una obra imperfecta, también pueda pedir perdón por ... los llevados a los campos de concentración del UMA por homosexuales o extravagantes, a los expulsados de universidades por prácticas religiosas o apatías políticas, a los hombres y mujeres que de la noche a la mañana se vieron sin sus centrales azucareros, el sostén por generaciones de sus familias, a los que sufrieron daños físicos y traumas al ser agredidos, en franco linchiamiento, por lluvias de huevos al querer abandonar el país, a los presos por portar dólares o expresar libremente sus ideas contrarias al sistema, a las familias inreconciliables por decisión partidista al no compartir vocación por la Revolución, los que vivieron, en una grave crìsis económica adornada de perído especial, también de valores, como consecuencia de políticas económicas voluntaristas, a los miles de muertos en el mar o en la ruta centroamericana en busca del sueño americano por carecer de sueños en su propia tierra...
El perdón reconforta, abre caminos, da confianza, da fe...pero mientras llega, venga de donde venga, el bienestar integral de los cubanos no puede depender de esa palabra.
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