La cortesía en el avileño
Aquella señora retiró su mano con una rapidez asombrosa, era como si un ALIEN, ese monstruo de ficción, se la fuera a hacer pedazos en plena mañana avileña. Solo pretendía ayudarla, como es mi costumbre, bajar de la Ruta 22 en la ciudad de Ciego de Avila.
Reconozco que no es la primera ocasión en que pasó por una situación similar, como si los hábitos de cortesía ya no existieran.
Por ser mi ruta de ómnibus de ida y regreso a casa he visto a mujeres embarazadas, incluso con niños de mano, viajar de pie como algo muy normal ante desnaturalizados, a lo que se suma no dar prioridad a personas mayores o con discapacidad.
Es una situación que más que una sorpresa nos debiera convocar a alarma, como lo es también para quienes no responden ante unos Buenos Días, Con su permiso u otra muestra de civismo, siempre tan presente en la cotidianidad del cubano, del avileño.
No pongo en duda a los especialistas que afirman la no existencia de malas palabras, pero cómo han proliferado las frases groseras sin importar contexto y lo mismo en niños o niñas, adolescentes, jóvenes o adultos.
Así también encontramos como algo muy común, hace unos años no lo era, que hombres, incluso mujeres, transiten por cualquier parte, a la vista de todos, con una botella de ron o de cerveza en mano, trago a trago.
Recuerdo, siendo profesor, que a finales de los 70 se desarrolló toda una campaña de Educación Formal en las escuelas con el apoyo de los medios de comunicación, que considero fue muy fructífero, pero perdió en sistematicidad y quedó en el camino.
Soy de los que piensa que esta cruzada de rescate y consolidación de valores de comportamiento ciudadano se siembren y se fortalezcan en primer lugar en el seno de la familia, con su seguimiento en las escuelas y hasta en los propios centros de trabajo se exijan y no se dejen morir.
¿Podrá un trabajador grosero, sin hábitos de cortesía, contar con la simpatía de su colectivo?
No más Alíen o bichos raros, que nadie se sienta sorprendido ante la mano extendida para la ayuda necesaria o oportuna, el gesto agradable o el saludo adecuado. José Martì, Héroe Nacional cubano, nos llamó a desarrollar “aspiraciones delicadas, superiores y espirituales de la mejor parte del ser humano.”
Todos podemos ser así.
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