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El VI Congreso del Partido y la prensa cubana

Ninguna referencia había en  el  Proyecto de Lineamientos d e la Política  Económica y Social del VI Congreso del Partido  a la situación d e la prensa y de los periodistas en Cuba.

 Sin embargo, todo indica que en los más de 3 millones de planteamientos surgidos entre los más  de 8 millones  de cubanos que  analizaron estos  lineamientos y dieron sus criterios, no faltaron los referentes al papel de la prensa en nuestra sociedad, como   mismo sucedió cuando se llevó a consulta popular  el discurso del General de Ejército Raúl Castro, en ese momento Segundo Secretario del Comité Central del Partido,  en el acto central por el 26 de Julio en el 2007,  en la ciudad de Camaguey.

 La máxima dirección de la Revolución  está consciente de que no se puede hablar  de actualización del modelo económico cubano y  de proseguir el camino socialista d e la Revolución en momentos extremadamente difíciles, sino se marcha acompañados de periodistas y medios de prensa. El propio Comandante en Jefe Fidel Castro  llegó a reconocer el papel  de la prensa para mantener la unidad  y los sueños cuando  desapareció  el campo socialista y todos comenzamos a conocer de la realidad del llamado periodo especial.

 Aún cuando  la prensa cubana carece de una retaguardia  ministerial o institucional  que integralmente, y sistemáticamente,  conozca de necesidades y fragüe soluciones inmediatas en un sector que fue de  los  primeros en sentir la  caída del Muro de Berlín y que siempre ha estado sujeto a los efectos del bloqueo económico y a los vaivenes de la crisis  capitalista,  en el Informe Central al VI Congreso del Partido, hubo tres párrafos que sintetizaron una realidad y una proyección.

 El General  Ejército Raúl Castro y en su condición de Segundo Secretario del  Comité Central del Partido, expresó: “… La prensa cubana, en sus diferentes formatos, está llamada a jugar un papel decisivo con el esclarecimiento y difusión objetiva, constante y crítica de la marcha de la actualización del Modelo Económico, de modo que con artículos y trabajos sagaces y concretos, en un lenguaje accesible para todos, se vaya fomentando en el país una cultura sobre estos temas.

“En este frente se requiere también dejar atrás, definitivamente, el hábito del triunfalismo, la estridencia y el formalismo al abordar la actualidad nacional y generar materiales escritos y programas de televisión y radio, que por su contenido y estilo capturen la atención y estimulen el debate en la opinión pública, lo que supone elevar la profesionalidad y los conocimientos de nuestros periodistas; si bien es cierto que, a pesar de los acuerdos adoptados por el Partido sobre la política informativa, en la mayoría de las veces ellos no cuentan con el acceso oportuno a la información ni el contacto frecuente con los cuadros y especialistas responsabilizados de las temáticas en cuestión. La suma de estos factores explica la difusión, en no pocas ocasiones, de materiales aburridos, improvisados y superficiales.

“No menos importante será el aporte que nuestros medios de difusión masiva deben propiciar a favor de la cultura nacional y de la recuperación de valores cívicos en la sociedad”.

Ya  el 18 de diciembre  de 2010 en  la clausura del Sexto Período Ordinario de Sesiones de la Séptima Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, enfatizó: “…Soy defensor a ultranza de acabar con el secretismo, aunque algún secreto hay que mantener (…) Y soy un defensor de la lucha contra el secretismo, porque detrás de esa adornada alfombra es donde se ocultan las fallas que tenemos, y los interesados en que sea así y siga así”.

Y subrayó: “Es vital explicar, fundamentar y convencer al pueblo de la justeza, necesidad y urgencia de una medida, por dura que parezca”.

 

¿Y cómo alcanzar estos necesarios e imprescindibles propósitos sin la labor consagrada y de alta profesionalidad de nuestros periodistas?.

 Con la actuación ética  y objetiva de cada profesional  y sus cuadros de dirección, sustentado en la auto superación y superación para propiciar un periodismo de investigación  capaz de prever, de convocar, de ir a la raíz  de los problemas, sugerir soluciones y de combatir en defensa d e los principios d e la Revolución todo atisbo de  burocracia, tabú infundados, acomodamiento, y corrupción solo siendo portadores

de la verdad.

 Y aquí se necesita de la valentía intrínseca de los  periodistas, jefes de información,  de redacción y directores  para no dar cabida a la autocensura, a la censura y a la  consulta complaciente con “los de arriba”, no siempre dispuestos a asimilar la crítica pública.

 El 26 de Julio de 1962 el Comandante en jefe Fidel Castro expresó que “la crítica no solamente hay que hacerla en los centros de trabajo, en las organizaciones, en el sindicato, en ¡en las organizaciones!, sino que los periódicos revolucionarios también  deben criticar. Y ningún administrador debe ponerse bravo porque lo  critiquen: él tiene derecho de replicar, aclarar cualquier cosa, explicar cualquier problema. Esas son las críticas que s e hacen en los órganos de la Revolución, que se hacen los revolucionarios entre revolucionarios…”.

 Sin embargo, la historia fue otra.  La cultura de la réplica es una excepción, por lo general montada en vanas justificaciones, y   la crítica  periodística fue amordazada por temor a darle información al enemigo, por lo general siempre bien conocedor de la realidad cubana.

Así en 1984 y posteriormente  en febrero de 2007 se conocieron de las Orientaciones del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba para Incrementar la Eficacia Informativa d e los Medios de Comunicación Masiva del País, que regula acertadamente las relaciones entre órganos de prensa y las fuentes y ofrece la autoridad imprescindible a los directores de medios de “forma personal e intransferible”, sobre las decisiones de qué publicar, mientras que en el Código de Ética d e los periodistas, aprobado en el VIII Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba,  en julio  de 2008, entre sus  deberes y derechos  está el de “enfrentarse a aquellos actos de entidades o personas que obstaculicen el acceso a la información de utilidad pública o constituyan  presiones que limiten en cualquier forma el cumplimiento de su deber profesional y social”.

Ese convite se hace muy difícil cuando este Código no tiene el respaldo de una Ley de Prensa y hasta ahora no pocos de los que deben ser ejemplos en la ejecución de esas Orientaciones, como el único sostén político para su puesta en marcha,     han sido  de  los primeros en violarlas.

 Entre los periodistas está el consenso de que la actualización del modelo económico cubano  lleve implícito una mirada crítica de urgencia a las condiciones de trabajo en cada medio, no solo  en lo tecnológico que es apremiante, sino, además en todo lo que dignifique en lo humano y social  una profesión  donde se ha demostrado la fidelidad incondicional  a la Revolución.

El VI Congreso del Partido nos dejó  un reto.

 Fuentes:

http://www.granma.cubaweb.cu/secciones/raul26/index.html

http://www.cubadebate.cu/opinion/2011/04/16/texto-integro-del-informe-central-al-vi-congreso-del-pcc

http://www.cubadebate.cu/raul-castro-ruz/2010/12/18/raul-castro-discurso-en-la-asamblea-nacional/

http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1962/esp/f260762e.html

 

http://www.upec.cu/upec/etica1.html

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