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A màs tierras, los avileños deben producir màs alimentos

Esa debiera ser la combinación perfecta. Pero no es así.

En su intervención del 26 de julio de 2007, el General de Ejército Raúl Castro, llegó a expresar: “Para tener más, hay que partir de producir más y con sentido de racionalidad y eficiencia, de forma que podamos reducir importaciones, en primer lugar de alimentos que se dan aquí, cuya producción nacional está aún lejos de satisfacer las necesidades.

Estamos ante el imperativo de hacer producir más la tierra, que está ahí, con tractores o con bueyes, como se hizo antes de existir el tractor; de generalizar con la mayor celeridad posible, aunque sin improvisaciones, cada experiencia de los productores destacados, tanto del sector estatal como campesino, y de estimular convenientemente la dura labor que realizan en medio del calor sofocante de nuestro clima.

Para lograr este objetivo habrá que introducir los cambios estructurales y de conceptos que resulten necesarios. “

(http://www.granma.cubaweb.cu/secciones/raul26/index.html)

En este discurso hizo referencia a la gran cantidad de tierras improductivas en el país, perdidas en  el marabú.

Casi a un año de esas ideas, el 10 de julio de 2008,  el General de Ejército Raúl Castro, en su condición de Presidente del Consejo de Estado y de Ministros, aprobada el DECRETO-LEY No. 259 sobre la entrega de tierras ociosas en usufructo.

En el recién concluido Congreso de la ANAP , Marino Murillo, el Ministro de Economía  y Planificación, expresó: “Con respecto al uso de la tierra, se ha venido haciendo entrega a usufructuarios al amparo del Decreto Ley 259, lo que asciende ya a 920 mil hectáreas. Sin embargo, alrededor de la mitad de las asignadas permanecen ociosas o insuficientemente explotadas, situación que es necesario revertir lo antes posible, y en los casos que los productores no sean capaces de hacerlo, habrá que transferir las tierras a otros que sí puedan lograrlo, tal cual se establece en el referido Decreto.”

(http://www.5septiembre.cu/index.php/sociedad/nacionales/46-noticias/6802-intervencion-de-marino-murillo-jorge-ministro-de-economia-y-planificacion-en-la-clausura-del-x-congreso-de-la-anap)

¿Y qué sucede en la central provincia de Ciego de Ávila, una d e las mayores productoras de alimentos en el país?

Suman más de 6 400 avileños los que se  han beneficiado con la entrega de tierras ociosas, destinadas en lo esencial a cultivos varios, ganadería mayor, ganadería menor y frutales, lo que representa el uso de más de 57 000 hectáreas. Ciego de Ávila, la capital provincial, se ha beneficiado de la llamada agricultura suburbana, lo que facilita que la mayoría de sus tierras productivas, a su alrededor,  hoy estén entregadas para ponerlas a producir.

Ese proceso, que progresivamente se extenderá hasta finalizar el actual año por todas las capitales de los municipios avileños, permitirá, en primer lugar, acercar el resultado de las producciones a los consumidores. Viandas, hortalizas y granos, más leche, llegarán frescos a los consumidores con un bajo costo en transportación. 

Pongamos un ejemplo. Los usufructuarios, convertidos en campesinos agrupados  a la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), que se dedicaron a la producción de leche aportaron al cierre de  2009, un millón de litros  y ya para este 2010, solo los del municipio Baragùa pretenden superar esa cifra, lo que demuestra la valía de este empeño.

Cultivos  como los del arroz, frijol, garbanzo, maíz y caña de azúcar, están entre las prioridades para los que optan por tierras e incluso pueden  tener la ventaja de los llamados paquetes tecnológicos, es decir, fertilizantes, combustibles, herramientas, semillas y sistemas de regadío. No se puede pasar por alto que  la producción de alimentos  significa satisfacer necesidades urgentes de los cubanos y a la vez sustituir importaciones, pues los precios en el mercado internacional se alejan de las  posibilidades del país.

En todo este contexto  hay una realidad. En Cuba no solo se sufre de los efectos de un criminal bloqueo económico, financiero y comercial impuesto desde los Estados Unidos o de los efectos de la actual crisis económica mundial, por solo citar dos causas  externas, que en no pocas ocasiones  encubren errores “criollos” tan perjudiciales como los  señalados.

La burocracia  se impone, se es lento en la entrega  de tierras, se cometen ilegalidades, no se les permite construir viviendas en su área productiva y  falta estímulo para los que pretenden trabajar de Sol a Sol.  En primer lugar no todos los interesados tienen un  fondo para iniciar este tipo de inversión que hoy pasa por el cambio climático, llueve o no llueve, la ausencia de semillas, fertilizantes, combustible  y de herramientas. Y además, un actual sistema de comercialización con muchas trabas y limitaciones que no estimulan a los hombres de la tierra.

A la mayoría d e los cubanos no le interesa si el campesino acumula miles y miles de pesos, fruto de su arduo y honesta labor  y si por ello tienen múltiples privilegios. A los cubanos, a los que poseen la opción exclusiva de su salario, muy bajo por cierto, solo les importa, a precios aceptables,  ver sobre su mesa, en variedad, cantidad y calidad el resultado del hombre de campo. Y esto debe dejar de ser un sueño.

En reiteradas ocasiones el General de Ejército Raúl Castro, Presidente del Consejo de Estado y de Ministros, ha puntualizado  que la producción de alimentos es hoy un tema de seguridad nacional. Solo basta actuar en consecuencia con esa  exigencia.

(http://www.cubadebate.cu/opinion/2010/04/04/cuba-no-teme-a-la-mentira-ni-se-arrodilla-ante-presiones-fotos/)

 

 

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