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La tierra es para producir (I Parte)

Cuba,  un  país potencialmente agrícola, fue perdiendo  la cultura del cultivo y de las buenas cosechas.  La caída del campo socialista nos dejó sin la retaguardia en recursos, equipamiento y combustible.

 También nos dejó en la inercia.

 A partir  de las reflexiones  del General de Ejército Raúl Castro, Presidente del Consejo de Estado y de Ministros en el acto central por el 26 de julio de 2007 en la ciudad de Camagüey, se motivó en todo el país  un proceso de análisis que arrojó múltiples criterios sobre la gran cantidad de tierras improductivas a todo lo largo y ancho del país.

 Así surgió el Decreto Ley 259 del Consejo de Estado con fecha 11 de Julio de 2008 donde se  reglamentaba  la entrega  de tierras ociosas en calidad de usufructo.  Desde esa fecha en todo el país se entregaron un millón 523 000 hectáreas, beneficiando a  unas 172 000 personas naturales y 2 200 jurídicas.

 En un balance de septiembre del 2009 en la provincia Ciego de Ávila   se recepcionaron 5 260 solicitudes de tierras y estaban  listas para tramitar 4 354, mientras  4 174 personas jurídicas o naturales ya  tenían tierra con un total de  45 652.32 hectàreas, lo que significaba, en ese momento,  que el 30 por ciento del área declarada  ociosa al inicio del proceso estaban en diferentes estados de preparación.

 Sin embargo, ya  en mayo del 2011 la situación era diferente. La entrega de tierras en usufructo ascendía  a 79 916 hectáreas para el bien de 7 905 personas naturales, de ellas 1 395 jóvenes que aceptaban  esta propuesta de empleo.

 Después de la experiencia de estos años se pone en vigor a partir del próximo 9 de diciembre,  por el  Consejo de Estado, el Decreto Ley 300 y se comprueba que ya en el territorio suman 101 241 hectáreas en manos de  10 095 usufructuarios, de ellos 106 jurídicos dedicadas en lo esencial a los cultivos varios, ganadería, el tabaco, el arroz y la producción cañera, a lo que  ahora se le pudieran sumar frutales y la actividad forestal.

Aún así el potencial productivo de Ciego de Ávila, considerada entre las de mejores tierras fértiles, es de 60 000 hectáreas con posibilidades aún de explotar mediante el aprovechamiento de las opciones de este nuevo Decreto Ley 300.

 Nuestro José Martì llegó a afirmar en 1884: “[...] Los campesinos, sin embargo, son la mejor masa nacional, y la más sana y jugosa, porque recibe de cerca y de lleno los efluvios y la amable correspondencia de la tierra, en cuyo trato viven.”

(“Maestros ambulantes”. La América. Nueva York,. OC. 8:290.)

 Pero la realidad ha sido muy diferente.

 

 

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