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Cuba: Los "de a pie" quieren cambios

Cuba: Los "de  a pie" quieren  cambios

A los cubanos llamados de “los de a pie”, donde me incluyo, es muy difícil que el salario les alcance para el mes, escasamente para sobrevivir. Ese es uno de los grandes retos de la economía nacional.

Todo comienza en la disyuntiva necesaria e imprescindible de  producir más, con eficiencia y calidad   para poder pagar un salario decoroso que permita enfrentar el alto costo hasta de los productos de primera necesidad, pero la exigencia primera es producir y ahí comienza la complicación.

Complicación   dada porque   faltan materias primas, tecnologías de punta, fertilizantes, combustible, piezas de repuesto, transporte, mercados, tornillos, tuercas, etc, etc, etc y hasta de un sistema que realmente      estimule producir más con calidad y eficiencia. El reto está presente.

Tan reciente como este 4 de abril, el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, expresó en la clausura del   IX Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas: “La batalla económica constituye hoy, más que nunca, la tarea principal y el centro del trabajo ideológico de los cuadros, porque de ella depende la sostenibilidad y preservación de nuestro sistema social.”

(http://www.cubadebate.cu/opinion/2010/04/04/cuba-no-teme-a-la-mentira-ni-se-arrodilla-ante-presiones-fotos/)

Y así y todo ante esa disyuntiva, en este país se subsiste.

Desde que tomé conciencia de mi existencia como ser humano la presencia del bloqueo económico, financiero y comercial impuesto desde los Estados Unidos vino a ser, desde que era un niño, un miembro más d e la familia. El asumía, callado, todas las carencias, vicisitudes y necesidades, y pagaba hasta por   los sueños que no se podían materializar.

Así pasé del medio siglo de existencia y él, el bloqueo, se mantiene pero ahora ante el ojo crítico de mis hijos que me preguntan: ¿hasta cuándo?.   Y ofrecen argumentos que van más allá. Ellos observan y comparan.

Corrupción, desvió de recursos, despilfarro, malversación, descontrol, centralización, falta de estimulación, etc, etc, etc se le “suman” al bloqueo, ese silencioso   familiar,   y no dejan de tener razón.

Y uno se pregunta: Y así y todo ¿por qué subsiste la Revolución?

Porque tiene muchos encantos, es una mezcla “criolla” de avances, logros, dignidad, orgullo, resistencia, patriotismo, obstáculos, retrocesos, errores, añoranzas y de sueños, retos y pesadillas.

Es la confianza en una obra que es imperfecta, pero más humana. Una obra que no puede dar un paso atrás si quiere seguir siendo “de los humildes y para los humildes”, aunque ya a nuestro lado existan, convivan   no pocos, no pocos, que dejaron de ser humildes, honestos y vivir del trabajo honrado.

Recuerdo aquella estremecedora interrogante, sin precedentes, del Comandante en jefe Fidel Castro el 17 de noviembre de 2005 ante estudiantes universitarios, cuando preguntó: “¿Creen ustedes que este proceso revolucionario, socialista, puede o no derrumbarse?”

Ante un no unánime, el líder de la Revolución ofreció múltiples argumentos. Enfatizó en la fortaleza militar de la revolución que la convertían en indestructible y a la vez reconocía errores y malformaciones de la realidad   no propias del bloqueo yanqui, sino de ineficiencias y descontrol. Y respondió: “Este país puede   autodestruirse   por sí mismo; esta Revolución puede destruirse, los que no pueden destruirla hoy son ellos; nosotros sí, nosotros podemos destruirla, y sería culpa nuestra.”

(http://www.granma.cu/documento/espanol05/17nov.html)

La revolución cubana es única. Enfrenta un real, y criminal, bloqueo económico, financiero y comercial   y   una   crisis económica capitalista del que, increíblemente los propios cubanos, no pocos, no tienen conciencia de sus implicaciones pues la canasta básica, tan criticada por ser   tan “básica”   se mantiene, no se ha cerrado una escuela, no se ha despedido a un maestro, las policlínicas y hospitales siguen prestando sus servicios, a nadie se les cobra un centavo por una consulta, un análisis, una tomografía, una operación a corazón abierto, o por la estancia en una sala de terapia. Nadie posee el temor de no ser recibido en un hospital   por carecer de un seguro médico, por ser pobre o negro, o por no simpatizar con la revolución.   Que  existen insuficiencias, incluso en ocasiones acompañadas por la ausencia de ética en el personal médico y paramédico, también es verdad,   pero ni es lo general, ni forma parte de una política. Todo lo contrario.

No existe la incertidumbre por la posibilidad de un empleo, lo único que este no satisfaga expectativas personales.

No hay el peligro de niños drogados, de secuestros o de violencia escolar.

Esa es Cuba, donde nadie de sus ciudadanos comunes está preocupado por la cotización del níquel en el mercando internacional, por el precio del petróleo o de la leche en polvo o del costo de un medicamento imprescindible para salvar una vida y que por las limitaciones del bloqueo   económico no se puede adquirir , increíblemente, en un mercado   tan cercano como el norteamericano.

Pero la realidad actual   no solo está marcada por limitaciones económicas. Hay un constante requerimiento de estar a la altura de lo común   y lógico en cualquier parte del mundo civilizado.

El cubano quiere, añora, viajar sin trabas, aunque también por lógica la totalidad de las personas no lo puedan hacer. ¿Acaso en la mayoría d e las naciones no es un derecho el poder moverse a cualquier destino del mundo? ¿Esos mismos individuos cuentan con el financiamiento para hacerlo? ¿Pueden recibir el autorizo de entrada a la nación que desean? Preguntemos a bolivianos, paraguayos, mexicanos, haitianos, salvadoreños, dominicanos, nicaragüenses y hasta a los propios norteamericanos.

Recuerdo a un amigo alemán que me afirmaba categóricamente que   en su país , después de  la caída del Muro de Berlín, todos tienen el derecho de viajar, pero objetivamente millones no lo pueden hacer. Y es verdad, pero el cubano desea tan siquiera esa posibilidad, sin las maquiavélicas restricciones, aunque nunca pueda hacer realidad esa aspiración.

Si este resultó el primer país de Latinoamérica libre de analfabetos, con centros universitarios en ciudades y comunidades, con miles de graduados como universitarios y técnicos, con un pueblo de una cultura general y política incuestionable, ¿por qué a estas alturas se les   limita en la información y busca, porque cada día tiene más esa posibilidad, la primicia en fuentes extranjeras que tergiversan la realidad cubana? Estamos obligados a ser de los primero en dar la información por muy cruda que pueda resultar, pues esta es una revolución que la hacen  hombres y mujeres, no robot y como tal no son perfectos y pueden cometer errores. El error  siempre será en esperar que el enemigo lo diga primero. La verdad  nos acompaña y  es  nuestra coraza para la resistencia y vencer.

Y esas resultan unas de las tantas añoranzas del cubano. Las demás, no son pocas, pero en algún momento, quizás no en la eternidad del tiempo, tengan solución para el bienestar del pueblo.

El General de Ejército Raúl Castro, al clausura el Congreso juvenil, sentenció: “Nos enfrentamos a realidades nada agradables, pero no cerramos los ojos ante ellas. Estamos convencidos de que hay que romper dogmas y asumimos con firmeza y confianza la actualización, ya en marcha, de nuestro modelo económico, con el propósito de sentar las bases de la irreversibilidad y el desarrollo del socialismo cubano, que sabemos constituye la garantía de la independencia y soberanía nacional.

Debemos evitar que por apresuramiento o improvisación, tratando de solucionar un problema, causemos otro mayor. En asuntos de envergadura estratégica para la vida de toda la nación no podemos dejarnos conducir por emociones y actuar sin la integralidad requerida”.

(http://www.granma.cu/documento/espanol05/17nov.html)

Se ha demostrado que se puede enfrentar y ganar las más diversas adversidades y batallas sustentado en la unidad, la fidelidad y la confianza en una Revolución a la que su pueblo le exige cambios, perfección, bienestar, pero ni un paso atrás.

 

1 comentario

alicia -

¿por qué subsiste la Revolución?

Porque tiene muchos encantos, es una mezcla “criolla” de avances, logros, dignidad, orgullo, resistencia, patriotismo, obstáculos, retrocesos, errores, añoranzas y de sueños, retos y pesadillas.

Es la confianza en una obra que es imperfecta, pero más humana. Una obra que no puede dar un paso atrás si quiere seguir siendo “de los humildes y para los humildes”, aunque ya a nuestro lado existan, convivan no pocos, no pocos, que dejaron de ser humildes, honestos y vivir del trabajo honrado.
Es precioso... porque creo que es verdad. gracias esto me anima.