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Gracias Fidel

Gracias Fidel

Pues sí, honestamente tengo que agradecerle a Fidel y la Revolución. Nací en Falla, pequeño pueblo, en Ciego de Avila, en una familia humilde que recibió en propiedad su modesta vivienda, mís padres aprendieron a leer y escribir, fuímos, mí hermana y yo, hasta la universidad sin facturas, y sin facturas recibimos atención médica.

De mís tíos por ambas partes ninguno pudo hacer estudios universitarios antes de la Revolución, solo trabajo, sin sueños. Desde niño mi padre, colaborador del Movimiento 26 de Julio, fundador del Partido y luchador contra acciones contrarrevolucionarias, nos enseñó el amor por Fidel. Así crecimos y nos involucramos en lo que como jóvenes nos tocó.

Mí hermana profesora, formó su familia, sin preocupaciones por los estudios de sus dos hijos, atención médica, imposibilidad de drogas, secuestros, prostitución infantil, tráfico de órganos...Y también la mía con tres hijos por igual camino.

Profesor por 12 años y posteriormente más de 30 en el periodismo oficial, con una militancia activa por 42 años, incluso presidente por 18 años del gremio de periodistas en Ciego de Avila y una destacada participación en la Batalla de Ideas convocada por el propio Fidel. Como otros colegas, los menos,  posibilidad de vivienda, moto y acceso las 24 horas al internet, todo un verdadero privilegio...

Ví en la distancia al Comandante en Jefe por vez primera siendo un niño en la apertura de la comunidad agropecuaria de Sanguily. Después en Congresos de periodistas tuve la oportunidad de apreciar muy de cerca su dimensión humana, su carisma, rico anécdotario, su sentido de la solidaridad y humanismo revolucionario. Ahí, por vez primera, estreché su gigantesca mano y recibí su felicitación por el trabajo de la organización que dirigía en Ciego de Avila. La realidad es que en cada encuentro con los periodistas cubanos demostraba sentirse entre fieles amigos revolucionarios.

No me arrepiento de lo que fuí, pues no faltó convicción y no tengo en mi haber daño a nadie.

También gracias a Fidel que cultivó poco a poco una sociedad de criterio unánime, de rechazo a las ideas rebeldes y contradictorias, ejemplos sobran, que promovió la doble moral y el servilismo político, estoy en pensamientos encontrados con respecto a él. En lo personal mís respetos por toda una obra social, perfecta o no, al servicio de un pueblo.

En una sociedad, donde la historia no oficial está por escribirse con excesos encaminados a perpetuar un hombre que hizo de la confrontación con el gobierno de los Estados Unidos la justificación para validar sus criterios, su utopía, sin la posibilidad de oposición oficial y a la vez de fortalecer sentimientos de patriotismo, dignidad, cubanía, antimperialismo y de solidaridad con los más humildes y necesitados del mundo aunque en lo doméstico le quedó mucho por hacer del ideario democrático, humanista y económico Martiano como una dejadez imperdonable en llegar a forjar una nación Con todos y para el bien de todos.

 Aún así tengo la apreciación que a Fidel Castro, el Comandante en Jefe, su pueblo, la mayoría, pese a diversas apreciaciones, criterios , y testimonios para bien o para mal, sintió con amor su eterna partida.

OTRA HISTORIA

Gracias a babosos y oportunistas partidistas, también hijos de Fidel, mi vida revolucionaria se tronchó. Hay quienes me afirman que lo que me sucedió no es culpa de la Revolución. ¿De quiénes son fruto estos mosqueteros de la verdad absoluta, del extremismo partidista? En retrospectiva, lamento que 30 años atrás no haberme encontrado con paladines así, pues no estuviera pasando tanto trabajo en esta mezcla de sueños y pesadillas.



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