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Barack Obama: ¿Mantendrá el Plan Bush? (I Parte)

Barack Obama: ¿Mantendrá el Plan Bush? (I Parte)

Por Roberto del Valle Menèndez

 La lógica debe indicar que no. Sin embargo, en un gobierno recién constituido donde se mezclan  halcones republicanos  con conservadores y moderados demócratas, y donde aún en política exterior no se ha dicho la última palabra, qué puede impedir que se mantenga el conocido, y agresivo, Plan Bush destinado  a destruir la Revolución cubana.

 En mayo de 2004, estimulado por el apoyo  de la mafia anticubana de  Miami que por segunda ocasión le llevaba a la Casa Blanca, W. George Bush aprueba el Plan Bush como continuidad de  históricas medidas para poner fin a la Revolución.

En respuesta a este plan genocida contra un pequeño pueblo, tuvo lugar la Declaración de  la Asamblea  Nacional  del  Poder Popular, del  1de julio de 2004, donde se expresa: “El imperio quiere aniquilar a la Nación cubana y lo proclama con insolente arrogancia.

Intensifica la guerra económica, la subversión interna, la propaganda anticubana y las presiones sobre el resto del mundo con el objeto de crear las condiciones que pudieran conducir a su intervención militar directa para destruir la Revolución, poner fin a nuestra independencia y soberanía, y llevar a cabo la vieja quimera anexionista de apoderarse de Cuba.

Desde ayer el gobierno de Washington puso en vigor nuevas y brutales medidas contra el pueblo de Cuba y contra los cubanos residentes en Estados Unidos, definidas por sus autores como parte de un plan para provocar "el rápido fin" del Gobierno revolucionario”. (http://www.cuba.cu/gobierno/documentos/2004/esp/d010704e.html)

Ese plan llamado increíblemente como “asistencia a una Cuba libre”, incluye en lo esencial, como se expone en la Declaración cubana:

·  Uno de los primeros pasos que debería emprender el llamado "gobierno de transición" sería la devolución de sus propiedades a los antiguos explotadores, incluyendo las viviendas y las tierras que ambiciona la mafia batistiana y anexionista. El proceso sería rápido y se realizaría bajo la dirección del gobierno de Estados Unidos, que establecería un mecanismo especial a esos fines. El infame texto anuncia específicamente el desahucio de quienes habitan viviendas reclamadas o no puedan pagar onerosos alquileres, y la vuelta del desalojo, campesino, la disolución de las cooperativas agropecuarias y la reconstitución de los antiguos latifundios. Lo que ya estaba previsto en la Ley Helms-Burton, se expresa ahora en lenguaje aún más procaz.

·  Se privatizarían todas las ramas de la economía, que quedaría bajo la dirección de un Comité permanente del gobierno de Estados Unidos para la Reconstrucción Económica que se proponen constituir ya.

·  Se eliminarían los subsidios y los controles de precios a los bienes y servicios que recibe la población.

·  Se desmantelaría el régimen de seguridad y asistencia social y no se respetaría el pago de pensiones y jubilaciones.

·  Se restablecería la privatización en los servicios de salud y de educación.

 (http://www.cuba.cu/gobierno/documentos/2004/esp/d010704e.html

Refriéndose a Plan Bush, Ricardo Alarcón de Quesada, Presidente d e  la  Asamblea Nacional del Poder Popular, expresaba ante los diputados,  ese propio 1 de julio de 2004: “(…) Se trata de un plan  para destruir a la Revolución, para poner fin a la existencia de Cuba como nación independiente; pero, además, para esclavizar a los cubanos y cubanas”.

No podemos pasar por alto que fue un demócrata William Clinton quien,  ante el temor de perder el voto de los cubanos en la Florida, y en particular de los más reaccionarios e influyentes de esa comunidad, aprobó el 12 de marzo de 1996 la Ley Helms-Burton. (http://www.cubavsbloqueo.cu/Portals/0/LHB%20_Es.pdf).

 

El Plan Bush, recrudecía aún más lo estipulado en la Helms-Burton. Cerca de 100 mil millones de dólares le ha costado a la economía  y a la sociedad cubana la existencia del bloqueo  económico, financiero y comercial impuesto por el Gobierno de los Estados Unidos. Y sin obviar sus criminales secuelas, nos preguntamos: _Y qué  pasó con W.G. Bush? Nada, ni se paseó por La Habana,  y la Revolución resistió, y avanzó.

 

Lo más importante es que aún sin salir  de la crisis económica desatada a partir de la desaparición del campos socialista, y en especial de la URSS, principal sostén económico de la Isla, en este llamado “período especial”, medidas de emergencia permitieron un lento, pero seguro desarrollo a partir de las potencialidades del país, en primer lugar de su especializado recurso humano que hoy admite que la principal fuente de ingresos en divisas esté en los servicios que se prestan por colaboración en el exterior.

De no ser por el azote consecutivo de tres huracanes, Cuba hubiera dejado atrás el 2008 con un PIB de un  8 por ciento de crecimiento, pero solo se alcanzó el 4.3 y para el presente se pretende cerrar con un  6, debido a tres factores esenciales: Consecuencias del bloqueo económico,  la actual crisis financiera mundial que ha motivado el alza de precios en el mercado internacional, esencialmente en alimentos y la caída de otros, como es el níquel que atraía altos ingresos para el país y los recientes desastres naturales del Gustav,  Ike y Paloma.

Para que se tenga una idea de este negativo proceso en el 2007 la tonelada de níquel estaba a 37 000 dólares y se ha llegado al 2009 con solo 11 000, con graves afectaciones para la economía cubana.

 

Es por todo  ello que la máxima dirección política y de gobierno en  Cuba vienen manifestado  con reiterada frecuencia,  que lo más importante para avanzar y enfrentar al bloqueo económico y cualesquiera de las medidas económicas gestadas desde los Estados Unidos como la Ley Helms_Burton y el Plan Bush,  es  mediante el estímulo  al  trabajo con alta eficiencia, productividad y calidad, dignificando el salario, ahorrando, planificando y ejecutando inversiones a partir  de prioridades y los recursos existentes, y poniendo fin a todo síntoma de corrupción e ilegalidad.

 

 

 

 

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