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¡Oh!, México! Bendita democracia (I Parte)

¡Oh!, México! Bendita democracia (I Parte)

Digamos que si el amor entra por  la cocina, como bien se afirma desde tiempos inmemorables, ¿por qué no puede suceder lo  mismo con la democracia?

Pero es así, lo puedo afirmar. Quizás por ello es que los mexicanos clasifican, después de los norteamericanos,  entre los más obesos del mundo: exceso de democracia.

Desayunos que son almuerzos, almuerzo, comida, merienda y cena. Y con todos los hierros, como decimos los cubanos. Claro, entre los más de 100 millones de habitantes, hay 53 que clasifican entre pobres o  extrema pobreza y no sé si pueden transitar por ese ciclo.

Pero independientemente de esa triste realidad en una nación tan rica en recursos naturales , uno queda asombrado ante la presencia de cientos de mercados muy pequeños, pequeños, medianos y súper: Chechaui, City Center, Burger King, OXXO, Eleven, Sears, Modatelas, SubWay, Aki, Liverpool, Sam´s…

Uno queda con cara de tonto y los que nos ven, se preguntarán: ¿de dónde vino?, ¿de dónde llegó?,  aunque después de varias visitas y ver el medio, uno queda con la satisfacción que igual o similar expresión tendrán no pocos yucatecos, por lo menos los de origen Maya, que encerrados en esa cifra de los 53 nunca hayan traspasado las puertas corredizas de esos mercados o bodegas.

Pero la realidad, hay que reconocerla, es que uno se enfrenta  a  un entorno posible o imposible de asimilar por lo que se tiene en los bolsillos. No hay otra opción.  A esto se llama consumismo, pues honestamente, ojalá pueda disfrutarlo, por lo menos en lo que me queda de vida.

Hay oportunidades y posibilidades en precios y créditos, siempre pensando en no quedar endeudado. Vaya, solo llevo poco más de dos meses y ya pienso en tarjetas de créditos. El alemán Carlos Marx no se equivocó: cada cual piensa según como ya vive.

Pero no es menos cierto que otra realidad se interpone a esa posibilidad. Tener chambas, es decir, trabajo, empleo, que con 58 años y una vida de labor, desde los 17, ahora no me toca a la puerta. Muy pocos empleadores piden  más de los 50, es una excepción.

He podido leer pocos periódicos, esporádicamente algún ejemplar de Diario de Yucatán, Por Esto, Milenio Novedades, La Verdad o Punto y Medio, son muy caros para mí. En ellos he encontrado la libre expresión u opinión. Del recién estrenado presidente Enrique Peña Nieto, sin groserías, de sus Secretarias (Ministerios), gobernadores, políticos,  y demás funcionarios públicos llueven las denuncias, cada cual con sus argumentos: corruptos, ladrones, criminales, incapaces, traidores (por  privatizar la empresa de petróleo PEMEX), narcos, etc, etc, etc…

Cada cual con lo que le toca, con nombres y apellidos, responsabilidades, sin confusión. Nadie escapa y no importa del partido que sea, este o no en el poder.

Si el señor Federico Engels, amigo y colaborador personal del citado Carlos Marx, definió las contradicciones como fuente del desarrollo en su concepción materialista de la historia,  única y universal de la dialéctica, pues en México  sobran  los partidos para ese encontronazo, enfrentamiento, en ese tira y encoje y ese empuje es bueno, pues cada cual cuestiona y exige del otro el cumplimiento de sus compromisos electorales y deberes ciudadanos, sin un ápice de la dañina,  criminal y antidemocrática unanimidad de criterios.

Lo sencillo es que en este  enredo democrático en ocasiones los que se afirman en la  izquierda juegan juntos a los de la derecha, pero nunca a la inversa, mientras más de 10.4  millones de toneladas de alimentos se desperdician anualmente en la nación, el desempleo no baja del  7 por ciento, el analfabetismo crece,  el PIB no pasará del 1.2, menos de lo  previsto y como dice la periodista Lilia Arellano (Por Esto, 18 de octubre 2013), ni Enrique Peña Nieto, ni los presidentes anteriores, muy marcados por el neoliberalismo, han implantado  políticas públicas en salud, educación y  acceso a la justicia para “disminuir la desigualdad y a favorecer a los sectores más desprotegidos del país.”

Recientemente organismos internacionales descalificaron la democracia mexicana, muy marcada por la inseguridad alarmante, lo que hoy tiene su extrema expresión en el Estado de Michoacán con su total ingobernabilidad, predomino de la corrupción y el crimen organizado.

El reconocido periodista mexicano Jorge Ramos, radicado en los EEUU y conductor estelar del noticiero de la Cadena Univisión, afirmaba categóricamente que la misión social de los reporteros  “es cuestionar a los que están en el poder”, muy original.  En un comentario más reciente, pudiéramos decirle que su colega Lilia Arellano (Por Esto, 28 de noviembre 2013), asegura que “los jerarcas gubernamentales” no hacen caso de las reiteradas denuncias de los periodistas.

Cuando sus acusaciones han ido en contra del narcotráfico o de políticos vinculados a ellos,  unos 70 han muerto o desparecidos en los últimos 12 años. También así se está en democracia.

*Las imágenes son del Centro Histórico de Mérida, México

1 comentario

lubia -

amigo Roberto, estás ahora en un país donde el consumismo está a la orden, haz escrito la realidad que ves, pero eso no es democracia, tal desorden no me gustaría para Cuba