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Jose Marti: Hombre fuera de su tiempo

 Ni filòsofo ni marxista fue nuestro José Martí al recodarle en el aniversario 116 de su muerte en combate en Dos Ríos. Fue ante todo, un hombre de acción y pensamiento revolucionario, el más grande de su tiempo con una valedera proyección actual.

Un estudio profundo y serio sobre lo primero hay que buscarlo obligatoriamente en Ideología y Práctica en José Martí, del investigador, escritor y periodista Luis Toledo Sande, quien expone la evolución filosófica y religiosa del Maestro. Sin ser un filósofo en el sentido académico de la palabra, el Apóstol sì llegó a exponer sus ideas en este campo, aunque en lo cotidiano demostró ser, como bien afirmara Juan Mier Febles, uno de sus estudiosos, “un idealista dialéctico”. Esta categorización, en lo personal, la considero más apropiada que la tan usada de “idealista objetivo”, pues la primera lo extrae del mundo reflexivo para ubicarlo en su justa dimensión de hombre de combate.

¿Acaso no hay dialéctica cuando en su discurso conmemorativo el 10 de octubre de 1889, en el Hardman Hall, de Nueva York, afirma que los problemas de Cuba “no se han de resolver con el consejo del ùtimo diario inglés, ni con la tesis recién llegada d e los alemanes”. (O:C.T4, p. 236)

No olvidemos que es en los Estados Unidos de Norteamérica donde conoce de las ideas de Marx y Federico Engels, las que les llegan de forma distorsionada. En octubre de 1883 escribe en La América, de N. York: “El único modo eficaz de mejorar los males sociales presentes, por medios naturales y efectivos, es el perfeccionamiento de la educación, y la defensa ardiente de los derechos ennoblecedores y vitales que van envueltos en el nombre general de libertad.” (O:C, T:5, P.111) Esto, indiscutiblemente, no forma parte de la concepción materialista y dialéctica de la historia desarrollada por Marx y Engels, promotores de la lucha de clases como impulsor del desarrollo social.

Sin embargo, ¿no resulta genial para su época esta reflexión?: “Las soluciones socialistas, nacidas de los males europeos, no tienen nada que curar en la selva del Amazonas, donde se adora todavía a las divinidades salvajes.”(O:C, T.19, P.160) Al conocer de la muerte de Carlos Marx escribe para La Nación, de Buenos Aires: “Ved esta gran sala. Karl Marx ha muerto. Como se puso del lado de los débiles, merece honor.(…) Espanta la tarea de echar a los hombres sobre los hombres. (…) Karl Marx es llamado el héroe más noble y el pensador más poderoso del mundo del trabajo. Suenan músicas; resuenan coros, pero se nota que no son los de la paz.”(O.C, T.9, P.388_389)

No cabe dudas de que cualquier indagación en la evolución filosófica, religiosa, humanística, filantrópica y sobre toda política en el Maestro, hay que buscarla en los últimos 15 años de su vida, en su actuar cotidiano, sistemático por l a unidad cubana para “con todos y para el bien de todos” llegar a proclamar, en 1892, el Partido Revolucionario Cubano, nacido para organizar y desarrollar “la Guerra Necesaria” en Cuba.

No es el líder que convoca a “los hombres sobre los hombres”, pero es en la práctica revolucionaria, en las condiciones de Cuba, el que organiza un Partido y una guerra para asegurar la independencia de España y frenar los apetitos expansionistas de los Estados Unidos de Norteamérica sobre la isla.

José Martí está presente por la concepción de un partido político de la unidad y por la universalidad de su pensamiento ético, humanista, latinoamericanista y antiimperialista.

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